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Un derby más en el que la victoria en casa se nos escapa frente al eterno rival. Ayer estuvimos muy cerca y, por lo visto sobre el terreno de juego, el vencedor debió ser sin lugar a dudas el equipo local. Yo me resisto a hablar de ‘el pupas’ y tonterías de ese tipo. Ayer el Atleti planteó bien el choque y en la primera media hora superó claramente al Madrid en el juego. Debió subir al marcador el segundo tanto que marcó Perea o, cuanto menos, se debió pitar el claro penalti que, en la misma jugada, cometieron sobre el ‘Kun’. Pero el árbitro tomó una decisión doblemente errónea y que perjudicó claramente los intereses del Atlético.
En otros partidos, el empate del rival podría haber supuesto la desconcentración del equipo, o la entrada en un bache e incluso la derrota. Ayer, sin embargo, esto no sucedió, y el Atleti siguió siendo dueño del partido porque el Madrid no sabía a qué jugaba y se veía superado en todas sus líneas. En estas llegó el gol del empate, con un gran pase de Cassano (este tío sólo aparece contra el Atleti) y la buena resolución de Higuaín. Pero aún así, el Atleti no le perdió la cara al partido. En el cuarto de hora final se notó el cansancio por el esfuerzo desplegado durante los 75 primeros minutos, lo que unido al temor habitual de los anteriores derbis pudo echar para atrás algo a los colchoneros. No obstante, ayer el Madrid no acudió al Calderón a ganar, sino, con todos mis respetos hacia el Levante o el Nàstic a hacer lo que estos dos: no perder.La equivocada decisión arbitral fue crucial por el momento en que se produjo, y porque con un 2-0 el Atleti se habría replegado sin bajar la presión y obligando al Madrid a cambiar su guión. Esto queda en el debe de los aficionados madridistas que sólo ven manos negras a favor del Barça. Los árbitros siguen siendo muy malos y perjudican aleatoriamente a todos los equipos.
Foto: As.com
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