domingo, 26 de noviembre de 2006

Jornada 12. Atlético de Madrid-Real Sociedad: la contracrónica

Artículo original por Sidekick en rafanomejodas.info
Los atléticos no pudieron celebrar con una victoria el cada día más cercano final de las obras de la M-30. El Calderón registró una pobre entrada, a lo que sin duda contribuyeron la lluvia, la mala situación de la Real Sociedad en la tabla de clasificación, y los cientos de zanjas que rodean el feudo atlético.

Mal partido entre dos clásicos de la primera división española. Aunque visto lo visto esta noche, no parece muy probable que la Real Sociedad consiga sumar su sextuagésima tercera temporada en la máxima categoría de nuestro fútbol. Después de 12 jornadas, los donostiarras siguen sin ganar, y su mediocre fútbol sólo pasaría desapercibido si no fuese porque la mala suerte se ha apoderado de sus futbolistas. Analizando la trayectoria deportiva de Lotina, es más que comprensible que el ex-técnico del Espanyol luzca esa lustrosa calva. Por su parte, José Mari Bakero ya ha iniciado su peregrinación a Lourdes para dar gracias a la Virgen por permitirle conservar la extraordinaria melena azabache en la que Sylvester Stallone se fijó para crear el personaje de Rambo.


Como suele ser habitual, el Atlético quiso ejercer de pupas. Difícilmente encontraremos en el diccionario de la RAE un calificativo más adecuado para hablar de este histórico club, que cada día recuerda más a lo que fue, pero que la pasada noche estuvo a punto de volver a las andadas si no llega a ser porque el portero de la Real descargó su dosis de mala suerte en el momento más inoportuno. U oportuno, según quién analice la situación.

Pobre espectáculo televisivo
Cuando dos equipos juegan tan mal al fútbol, es difícil decir quién jugó mejor, esto es, menos mal, o menos peor, como se prefiera. De este modo, diremos lo que se suele decir en estos casos: el resultado fue justo. Lo que no fue justo fue el espectáculo brindado por los equipos, pues la oferta televisiva aprieta cada día más, y los telespectadores ya no estamos obligados a tragarnos bodrios futbolísticos. Si lo llego a saber, me ahorro el partido y la crónica, y me pongo a ejercer de intelectual mientras veo lo que determina el polígrafo a la pregunta «¿Es cierto que te has acostado con más de 7.000 mujeres?»

El partido empezó flojo, con la Real Sociedad dominando, mientras el Atlético trataba de crear ocasiones por medio de Galleti, el mejor de los rojiblancos. Del lado vasco, Jesuli puso el fútbol, y sus internadas por la banda izquierda acercaban al área de Leo Franco alguna que otra situación de peligro, que sin embargo los delanteros no conseguían traducir en tiros a puerta.

En los albores del minuto 24, Gari Uranga por fin conseguía adelantarse a los defensas atléticos y conectaba un gran remate de cabeza tras centro de Jesuli. Buen gol, que paradójicamente terminó de matar un partido que hasta entonces había carecido de fútbol. A partir de ese momento, la Real Sociedad se echó atrás por miedo a perder 3 puntos que podían volar hacia Anoeta, mientras que el Atleti se mostraba totalmente inoperante, incapaz de crear claras ocasiones de peligro. Torres y Agüero no aparecían por ningún lado, y todo el juego del equipo recaía en Luccin y Maniche, que se las veían y se las deseaban para darle el balón en condiciones a los de arriba. En la derecha, Galleti se desesperaba al ver cómo sus compañeros no sabían o no podían aprovechar su velocidad, pese a lo cual algo de peligro llegaba desde la posición del argentino.

Del aburrimiento nos despertaba una falta en la frontal del área de la Real Sociedad, un espectacular lanzamiento de Antonio López, y una no menos espectacular parada de Bravo, que desviaba al palo el tiro del alicantino. Eso fue lo mejor que se vio en los primeros 45 minutos.

Ya en la segunda parte, la Real Sociedad renunció por completo al ataque, y le concedió el control del balón y del partido a los jugadores del Atleti, que tampoco parecían saber qué hacer con toda esa responsabilidad. Los delanteros seguían desaparecidos, y Aguirre decidía, mediado el segundo tiempo, darle entrada a Mista y Jurado para aumentar sus posibilidades de éxito en la punta de ataque, aunque de nada servía, pues el choque seguía sumido en el más absoluto aburrimiento.

De héroe a villano
Tuvo que ser otro lanzamiento de falta el que resucitara a los aficionados: de nuevo en la frontal del área, en esta ocasión Pernía, y de nuevo Bravo se estiraba y sacaba de la escuadra un balón que parecía predestinado a convertirse en gol. El joven guardamenta chileno salvaba los muebles de su equipo y se erigía en héroe de la hinchada txuri-urdín. Pero en esto del fútbol, de la heroicidad a la villanía hay un paso, y pocos minutos más tarde se resbalaba al intentar atajar un centro de Galleti que rebotaba en el pecho de Ansótegi y el balón se colaba en la portería: 1-1.

La desesperación cundió por el banquillo de la Real, mientras que el Atleti se empezó a creer que podía ganar el partido. No obstante, era ya demasiado tarde, y el resultado permaneció inalterado hasta el final del choque.


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